Es increíble como una medida sencilla pero eficaz, puede minimizar tropiezos, incluso caídas en condiciones peligrosas, resbaladizas al pasear al trabajo o la escuela.
Puede traer una práctica bolsa plástica con cierre, conveniente para guardarlos en el interior sin manchar la mochila tras su empleo y transportarlos.
Debes limpiarlos y secarlos después de cada uso, afilarlos con una lima en exactamente el mismo sentido en el que se dirige las puntas.
Su gran utilidad y polivalencia los hace aptos para pasear por el bosque o bien la calle en tiempo de invierno y no resbalar.
Su uso nos permite pasear con mayor estabilidad mediante glaciares, terrenos mixtos (hielo-roca) e inclusive escalar hielo vertical y desplomado.
La mayoría poseen entre 10 y doce puntas que cambian en largo y ancho conforme el estado del terreno para el cual se utilizarán.
El precio puede ser muy variado, conforme a las peculiaridades específicas, pero no se compara con el beneficio de resguardar tu integridad.
Los de menos puntas son los que más se hallan en los hogares, pues se tienen como medio indispensable ante una ocasional nevada.